La Guardia Civil ha detenido en Torrevieja a dos hombres chilenos de 34 y 47 años, como presuntos autores de dos delitos de hurto en grado de tentativa por valor de 22.000 euros, y un delito de pertenencia a grupo criminal. Ras esclarecer dos delitos, se están investigando otros 13, cometidos con este mismo método por la provincia. Tras su paso por el juzgado, ambos han ingresado en prisión, sin que haya constancia de antecedentes penales o policiales previos.
Tras realizar diversas gestiones bancarias, por la localidad de Bigastro, un hombre regresaba a su casa en su vehículo cuando se percató de que tenía una de las ruedas pinchadas. Al estacionar fuera de la vía para cambiar la rueda, dos hombres pararon a su altura preguntando por una dirección. Mientras uno hablaba con él, el otro trató de sustraerle la mochila donde portaba los 6.000 euros que acababa de sacar del banco. Estaba siendo víctima de un delito conocido como el del “método peruano”.
La víctima, acudió a la Guardia Civil de Jacarilla para denunciar lo que había pasado, y los agentes que allí se encontraban, iniciaron de inmediato la investigación del delito, acercándose hasta la ciudad de Torrevieja por ser la dirección que aquellos habían tomado.
El lugar por el que comenzaron fue una zona repleta de sucursales bancarias, donde, con toda probabilidad, estaría esperando a su próxima víctima. No tardaron en encontrar el vehículo descrito por el anterior denunciante, y una vez aparecieron los dos ocupantes, procedieron a su detención tan sólo dos horas después de que la Guardia Civil fuera avisada.
En el interior del vehículo encontraron dos teléfonos móviles, dos mochilas de marca, varias camisetas, gorras, gafas, y lo más significativo: un mapa de la Vega Baja para situar con más precisión los puntos donde delinquir y lugares de huída.
Una vez detenidos, los agentes continuaron con el análisis de la forma de actuar de estas personas, que no era otra que la de turnarse para acudir a entidades bancarias y seleccionar a alguien que extrajera elevadas cantidades de dinero. El segundo miembro esperaba en las inmediaciones, y a la señal del primero, colocaba un objeto punzante en la rueda de su víctima. Posteriormente, la seguían hasta que tuviera que parar a causa del pinchazo, estacionaban a su lado con la excusa de ayudarle a cambiar la rueda o la distraían con alguna pregunta, mientras tanto, el otro sustraía sus pertenencias.