Desde hace algunas semanas los vecinos de Orihuela disponían de una nueva forma de comunicación. No se trataba de un invento tecnológico de última generación, de hecho la publicidad luminosa existe desde hace más de 100 años. Consistía en una serie de pantallas led que además de cómo soporte publicitario tenía la intención de ser puntos de información para la ciudadanía. Que la iniciativa privada pusiera en funcionamiento esta red de pantallas en pleno 2018 no sorprendió a nadie, más bien al contrario. Lo extraño era que no se hubiese hecho antes.
La utilización de esta plataforma de comunicación se diseñó con la intención de no contaminar lumínicamente ningún lugar del casco histórico de Orihuela, protegido como BIC, las ubicaciones fueron estudiadas para que los enclaves de las pantallas fueran lugares amplios, sin entorpecer ningún campo de visión, respetando la estética de la ciudad y evitando molestias a los vecinos.
El problema ha surgido cuando el Ayuntamiento de la ciudad que se supone capital de la comarca ha vetado este nuevo soporte publicitario utilizado incluso en municipios más pequeños de la Vega Baja. Desde el equipo de gobierno, sin aportar razones de peso, alegando únicamente que no se había desarrollado a nivel local normativa que regulara este tipo de soporte, ha dado orden inmediata para su apagado bajo amenaza de sanciones.
En 1916 se inauguró el primer cartel luminoso de publicidad en la famosa plaza Times Square de Nueva York. 102 años después esa plataforma ha llegado a Orihuela pero el Ayuntamiento ha retrasado el reloj hasta el siglo XIX.