-
En breve saldrá a información pública el documento preliminar que ordena de forma conjunta el suelo rural de la comarca
La Generalitat, a través de la Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, avanza en los trabajos de elaboración de Plan de Acción Territorial de la Vega Baja (PAT Vega Baja), con el objetivo de ordenar de forma conjunta y coherente el suelo rural de la comarca.
En este sentido, en las próximas semanas saldrá a información pública la versión preliminar de este documento, un instrumento de planificación territorial que, tras las inundaciones sufridas en la Vega Baja en septiembre de 2019, obtuvo un destacado respaldo en el proceso participativo enmarcado en el Plan Vega Renhace.
«El PAT de esta comarca -ha destacado la secretaria autonómica de Política Territorial, Urbanismo y Paisaje, Imma Orozco-, es uno los proyectos orientados a preparar mejor este territorio amenazado por diversos peligros naturales o inducidos y a conseguir un marco resiliente para el desarrollo sostenible de la zona».
«Uno de los retos en la redacción del PAT ha sido conjugar la ordenación de los usos y actividades necesarios para el desarrollo económico y social de la comarca con el respeto a los procesos naturales que se dan en el medio ambiente», ha explicado Orozco.
«Para ello -ha continuado la secretaria autonómica-, ha sido fundamental identificar y delimitar con carácter previo la denominada infraestructura verde y situarla en la base del diseño urbanístico».
Planeamientos flexibles
El PAT Vega Baja, que realiza un planeamiento más flexible y capaz de adaptarse a los cambios sociales y territoriales, comprende varias estrategias para la preservación activa del territorio y para el establecimiento de una estructura comarcal que pueda complementarse posteriormente por parte de los municipios.
Así, el objetivo es superar la visión estrictamente municipal de la zonificación del suelo no urbanizable para, por un lado, evitar incoherencias e incompatibilidades de uso entre consistorios y, por otro, garantizar un tratamiento equitativo y un aprovechamiento óptimo de las oportunidades del territorio preservando sus valores.
La primera de esas estrategias ha sido optar por una doble categorización del suelo en situación básica rural mediante la zonificación y regulación de las actuaciones permitidas en cada una de las 6 zonas propuestas en función del carácter y los procesos naturales que se dan en ellas.
Además, se superponen a dichas zonas algunas afecciones territoriales que limitarían o matizarían el régimen general o la intensidad de usos o actividades permitidas, ajustándolas a vulnerabilidades territoriales detectadas.
Las zonas de suelo no urbanizable -protegidas por la legislación ambiental-, son los cabezos y cabezicos representativos de la identidad territorial de la comarca; los suelos del litoral; la huerta histórica de la Vega Baja; los secanos aterrazados, y la zona de los nuevos regadíos.
Estas áreas se complementan con los corredores fluviales y territoriales, las orlas de protección de los espacios de valor y las zonas críticas frente al cambio climático que se encuentran gravemente amenazadas por la subida del nivel del mar junto a la desembocadura del río Segura y el Hondo de Amorós.