En medio de tantas noticias desagradables también ocurren historias bonitas. Aunque la verdad es que la historia que les vamos a contar a continuación no empezó bien porque el final podría haber sido trágico. Pero por suerte, casi siempre hay héroes anónimos allá donde se necesita y esta fue una de esas veces.
El pasado domingo, 5 de marzo, un hombre de avanzada edad que se encontraba por la zona de la Ocean Race del puerto de Alicante cayó al mar por accidente. En esos momentos, paseaba por allí Ángel Castro Cebrián, vecino de Albatera, junto a su mujer y sus hijos. Habían decidido pasar el día en Alicante y tomar unas tapas por allí, sin saber que ese día Ángel iba a convertirse en un superhéroe de verdad.
«No sé nadar y además tengo la enfermedad de Raynaud que causa sensación de frío en partes del cuerpo ante temperaturas muy bajas o situaciones de estrés»
Sin dudarlo, Ángel se lanzó al agua para rescatar a este hombre de morir ahogado. «Mi reacción fue quitarme el bolso y grité ¿¡qué hago?! porque no sé nadar, pero igualmente me tiré y como vi que más o menos flotaba pues lo intenté», reconoce Ángel en declaraciones a este medio. Relata que fue difícil por diversos aspectos: «Cuando entro en contacto con el agua noto que me empieza a faltar el aire, el agua estaba congelada y yo tengo la enfermedad de Raynaud que causa sensación de adormecimiento y frío en algunas zonas del cuerpo, como los dedos de las manos y de los pies, en respuesta a temperaturas frías o al estrés», nos cuenta este vecino de Albatera, y continúa explicándonos que «igualmente fui nadando como los perritos, cogí al hombre para atrás con el miedo de que se pusiera nervioso y al agarrarse nos fuéramos los dos hasta el fondo, pero menos mal que reaccionó bien, en el sentido de que dentro de lo nervioso que estaba no hizo ningún movimiento extraño que hiciese peligrar el rescate».
Las familias de ambos y los testigos estaban sorprendidos y angustiados, porque la dificultad y el peligro seguía: «Me lo llevé al espigón con la mala suerte de que el hombre se me volteó, como pude le di la vuelta pero entre el frío y mi enfermedad era muy complicado, al final todo afecta. Aun así conseguí llevarlo como pude hasta el espigón y nos ayudaron a subirlo. Ahí yo ya me di la vuelta para subir por otro lado y no molestar», detalla Ángel.
Inmediatamente se personó la Policía Portuaria y un equipo médico en una unidad del SAMU, que agradecieron a Ángel su valentía y generosidad, aunque le advirtieron de que «había sido una actuación muy peligrosa porque las temperaturas del mar estaban muy bajas y el cuerpo no reacciona», nos insiste este héroe anónimo.
«No sé nada del hombre desde que se lo llevaron en ambulancia con el oxígeno, pero me gustaría saber que está bien»
El equipo médico atendió al hombre, le puso oxígeno y lo trasladó en ambulancia al hospital. «No sé si está bien, porque ya no he vuelto a saber nada, pero me gustaría saber que después de llevárselo se ha recuperado», nos confiesa Ángel, quien ha reconocido que «todas las personas se portaron muy bien conmigo, pero yo insistía en que atendieran más al hombre que había pasado más tiempo en el agua». A Ángel le ofrecieron bebida caliente y sopa para entrar en calor, así como mantas térmicas. «Quiero agradecer también a Pepe y a su mujer que estuvieron en todo momento conmigo evitando que el frío fuera a más, porque yo estaba en un banco apartado para no entorpecer a los sanitarios con el hombre, y la verdad es que yo estaba temblando».
Entre risas nos cuenta la anécdota del día: «Mi mujer se fue a comprarme ropa para cambiarme porque yo estaba calado, se fue a buscar alguna tienda de ropa abierta un domingo, tarea complicada, lo único que encontró fue ropa de mujer así que me tiré todo el domingo paseando y tapeando por Alicante con ropa de mujer, pero me dio igual, lo único que estaba en mi cabeza era que el hombre estuviera bien».
«No me considero un héroe, soy una persona normal que ha ayudado a una persona en ese momento, y más siendo una persona mayor. Y aunque uno no sabe nadar, en ese momento uno aprende a hacer lo que haga falta», confiesa Ángel, este vecino de Albatera que tras este acto, aunque no se considere un héroe, ha demostrado que su nombre es totalmente acertado.