El pasado Domingo de Ramos cayó dentro del cuerpo de campanas de la torre de la Catedral de Orihuela una de las campanas. Este accidente, que ocurrió durante la celebración de la Misa de Domingo de Ramos, no provocó daños, dado que cayó en el interior del edificio, pero según Cambiemos Orihuela, «es una señal más de que el obispado no se hace cargo del mantenimiento de su patrimonio, lo descuida y lo pone en peligro».
La caída de esta campana de 1.300 kg, llamada María de Monserrate se produjo, según la edil del grupo municipalista, Leticia Pertegal, «porque los yugos de metal estaban en mal estado». Este hecho, además, se une al acordonamiento la semana pasada de la torre del campanario de la parroquia de las Santas Justa y Rufina por el desprendimiento de cascotes desde la parte alta del mismo. Estos dos hechos en menos de una semana supone, según Pertegal «una señal del mal estado de conservación del patrimonio de la diócesis».
Cambiemos Orihuela acusa al obispado de contar con «subvenciones muy jugosas» para conservación de este tipo de inmuebles y no aprovecharlas para ello. De hecho, existe una Comisión Diocesana para los Bienes Culturales que, según la edil de Cambiemos «no se dedica a lo que tiene que dedicarse y desatiende los bienes del obispado».
El grupo municipalista, alertado por estos dos sucesos y «viendo el pésimo estado de conservación de otros inmuebles de la Diócesis Orihuela-Alicante» han presentado una moción para el plenario de abril en la que proponen, entre otros puntos de acuerdo, retirar toda la financiación a la diócesis en materia de cultura, patrimonio y turismo hasta que cumplan con la obligación de conservar sus bienes. Además, proponen también que se retire el personal de Cultura-Orihuela de edificios del obispado hasta que la diócesis se haga cargo de esta situación.
De hecho, Leticia Pertegal ha advertido de que «es muy probable que la diócesis pida dinero al consistorio para reparar tanto la campana de la Catedral como la torre de Las Santas Justa y Rufina». Advierten que debe ser el obispado y su Comisión Diocesana para los Bienes Culturales la que se responsabilice de este patrimonio, cuyo estado de conservación «no solo pone en peligro los propios monumentos, sino la seguridad de la ciudadanía».