viernes, 26 abril 2024
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“No te lleves los órganos al cielo, es aquí donde los necesitamos”

  • ​Testimonio por el Día Mundial del Paciente Trasplantado

Mi nombre es Ricardo García Sala, tengo 50 años y soy de Benejúzar.

Cuando tenía 25 años me diagnosticaron Insuficiencia Renal Crónica, es decir que mis riñones estaban enfermos y se estaban parando, a esa edad tan joven y tan sano pues era deportista, una noticia así te rompe muchos esquemas y planes… mi primera pregunta al nefrólogo fue “¿voy a morir?” su respuesta fue tajante “no vas a morir de esto, existe un tratamiento sustitutivo a la función renal que se llama Hemodiálisis y después tu meta es el trasplante de riñón”  menudo futuro me esperaba, pero lo de “mi meta es el trasplante” se me quedó grabado y decidí afrontar la enfermedad y jugar las cartas con la mano que me había tocado, siempre pensando “hay cosas peores, lo mío tiene solución”.

El 24 de abril de 2.000 empecé el tratamiento, si hay una palabra para describir la hemodiálisis es “condena” pues con 29 años dependía de una máquina para seguir vivo, 4,5 horas, 3 días a la semana…. Pero en mi cabeza estaba aquella frase “la meta es el trasplante”.. gracias al personal sanitario del centro de diálisis de San Bartolomé, sus cuidados, sus consejos, etc… pude vivir ese tiempo con la enfermedad de una manera tranquila y feliz, por eso las llamaba y sigo llamando “Mis Ángeles”.

El 15 de noviembre de 2003 contraje matrimonio con la que hoy es mi mujer Loli,  el pilar donde tantas y tantas veces me apoyé cuando necesitaba ayuda.  Decidimos ir de viaje de novios a Tenerife y allí recibir hemodiálisis durante la luna de miel.  El día 22 de noviembre, estando de viaje de novios recibí la llamada del Hospital General de Alicante “es usted candidato a recibir un trasplante renal”  le dije que estaba en Tenerife de viaje de novios, pero que tenía un familiar en el Aeropuerto de Alicante que lo había hablado con él antes del viaje, me puse en contacto con mi tío y movilizó tierra, mar y aire, nos consiguió viaje de vuelta en un avión de carga que salía a las 11 del Aeropuerto de Los Rodeos y llegaba a Alicante sobre las 13:30, allí me esperaría mi hermano y a las 14 horas estaría en el Hospital. Mi sorpresa fue que el médico decidió que no viajara, que eran muchas horas de espera, ¡el palo fue tremendo!, pero ahí estaba mi mujer para cogerme la mano y darme ánimos, cosas que jamás se olvidarán.

Pasaron más días de “condena” y cuando ya empezaba a perder la esperanza, el 28 de abril de 2.005 recibí la 2ª llamada y esta vez sí, ¡estaba en casa! Nos fuimos al hospital mi hermano, mi mujer y yo, con una ilusión tremenda, tanta era mi ilusión que la celadora que me bajó a quirófano le dijo a mi mujer “en los años que llevo trasladando a enfermos a quirófanos, jamás había visto a alguien con tanta ilusión y ganas de entrar en quirófano”.

La intervención salió de maravilla, el cambio de vida fue radical, pasé en 2 días de estar muy muy malito a estar otra vez “sano”, a poder beber el agua que quisiera, a comer toda clase de frutas y verduras, a beber leche, etc… porque los enfermos renales en diálisis tenemos prohibido o muy restringidos cualquier clase de líquidos, incluyendo el agua, las frutas, los productos lácteos, es decir “una condena”.

El 23 de noviembre de 2.006, nació mi hija María, una bendición que fue posible también al trasplante.

Vuelvo al 28 de abril de 2.003 porque quiero decir que ese día todo cambió en mi vida y en la vida de los que están a mi alrededor y ¿saben por qué? Porque unos padres, ante el momento más duro de su vida que es la pérdida de un hijo, decidieron donar sus órganos, supieron ser valientes y dar el SI a regalar vida, la vida que su hijo ya no tenía pero que todavía podía regalar, ese fue el verdadero gesto que cambió mi vida, la valentía de esos padres.  Esos gestos valientes que suceden a diario en nuestro país España, esos gestos valientes que salvan vidas, esos gestos valientes y anónimos que hacen que año tras año, España sea el número 1 del mundo en donación de órganos, esos gestos valientes que hacen mejor al ser humano.

“Donar los órganos es regalar vida, donar es amar”

Mi nombre es Ricardo y esta es mi historia, solamente espero que haya servido para concienciar más si cabe a la sociedad a donar los órganos, a ser valientes cuando llegue el momento, a pensar que lo que ya no me sirve, a otras personas les salva la vida, a tener claro que donar los órganos es regalar vida, donar es amar, es el mayor gesto de amor que podemos hacer con personas que ni siquiera conocemos pero que existen y están sufriendo esperando ese ansiado órgano.

Mi frase favorita es “NO TE LLEVES LOS ÓRGANOS AL CIELO, ES AQUÍ DONDE LOS NECESITAMOS”

Muchas gracias a todos.

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