sábado, 19 abril 2025
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Nos adentramos en las auroras boreales en Día Mundial de la Astronomía

El pasado fin de semana observamos auroras boreales inusuales en nuestra latitud por una gran tormenta solar

Las auroras boreales en el hemisferio norte y australes en el sur son frecuentes en altas latitudes, es decir, próximas a los polos de nuestro planeta, sin embargo, cuando se producen tormentas geomagnéticas extremas, este “baile” de columnas de colores puede llegar a verse en latitudes mucho más bajas como ocurrió el fin de semana pasado, siendo perceptible incluso en la Vega Baja.

Este sábado, 18 de mayo, es el Día Mundial de la Astronomía, fecha que trata de acercar a la ciudadanía una de las ciencias más antiguas del mundo que estudia los cuerpos celestes y todos los fenómenos del universo. Por tanto, días de diferentes actividades en el Museo Didáctico e Interactivo de Ciencias de la Vega Baja “MUDIC Jesús Carnicer”, con motivo también del día de los Museos, y entre ellas, la observación solar con sus telescopios. Además, en una semana emocionante tras haber visto el episodio extraordinario de aurora boreal en nuestro país.

José Manuel Villa, coordinador de Astronomía del MUDIC y miembro de la red social `Astronomía Orihuela´ nos ha explicado este fenómeno luminoso de colores y formas cambiantes.

La Tierra tiene un campo magnético llamado magnetosfera que nos protege de las partículas que emite el Sol en lo que se conoce como “viento solar”, pero en aumentos bruscos puede llegar a perturbar el campo magnético por los polos. Esa alteración y choque de partículas con la atmósfera crean las espectaculares y brillantes luces coloridas en el cielo.

La frecuencia con que se producen las tormentas geomagnéticas está relacionada con los periodos de la actividad solar de unos 11 años de duración. Aunque todavía queda un poco, podemos decir que estamos llegando al máximo de actividad solar ya que se cuantifica en función del número de manchas solares que presenta nuestro astro rey en cada momento. Estos pasados días, la agrupación de manchas solares de unos 200.000 kilómetros de anchura provocó fulguraciones solares y las eyecciones de masa coronal (CME) a altísimas velocidades. Así, el pasado 10 de mayo comenzó una tormenta geomagnética de larga duración que alcanzó una clasificación de G5, el nivel más alto en su escala.

La NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos) ha definido una escala para cuantificar la intensidad y los efectos de las tormentas geomagnéticas. Consta de cinco posibles valores (G1 a G5) relacionados con los valores del índice Kp alcanzado, e indica la frecuencia promedio con que aparecen en cada ciclo solar.

Que la tormenta geomagnética alcanzase un G5 y la eyección de masa coronal ocurriese en dirección a la Tierra fueron los factores que determinaron la aurora boreal en nuestra latitud. No había sucedido algo así desde 1938, que aunque no está documentada, hay constancia por testigos.

Pero la más importante en el mundo a latitudes algo más bajas fue la gran tormenta del 1 de septiembre de 1859  conocido como “el evento Carrington”, que llegó a interrumpir las comunicaciones del momento como las líneas telegráficas y provocó incendios.

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