Este 25 de noviembre las mujeres, y todas aquellas personas concienciadas con acabar con las violencias machistas, vamos a llenar las calles de pueblos y ciudades.
No hay nada que celebrar porque una de cada dos mujeres hemos sufrido alguna forma de violencia. No hay nada que cuestionar al respecto. Los discursos que niegan la existencia de esta vulneración de nuestros derechos fundamentales, están haciendo mucho daño a las víctimas y retrasando el avance de la igualdad. Además de reforzar las actitudes y discursos violentos y misóginos.
Por desgracia siguen habiendo demasiadas Rocío Carrasco, Ana Orantes, Halle Barrey o Rihanna, miles de mujeres anónimas que hemos vivido o viven infiernos en vida por parte de parejas o exparejas. De ahí el éxito del Me too, porque es un problema estructural. De cómo se configura la sociedad, en base a un sistema heteropatriarcal de dominación de lo considerado como masculino sobre lo femenino. Sostenido y justificado en la cultura, la medicina, la historia y hasta la ciencia se ha dedicado a justificar la desigualdad.
«Los hombres que ejercen violencia no están locos ni son psicópatas. Son hijos sanos del patriarcado. Hacen lo que desde todos los lugares de la socialización les han enseñado que deben hacer: preservar sus privilegios a costa de las mujeres»
Volveremos a escuchar las consignas feministas como “no fue abuso, fue violación” porque siguen vigentes y tienen un trasfondo complejo. Los hombres que ejercen violencia, ya sea verbal, física, económica o simbólicamente, no están locos, enajenados y tampoco son psicópatas. Son hijos sanos del patriarcado. Hacen lo que desde todos los lugares de la socialización les han enseñado que deben hacer: preservar sus privilegios a costa de las mujeres.
Por esto es tan importante seguir trabajando en políticas públicas para la construcción de una sociedad sin violencias. En seguir avanzando en una legislación que proteja y repare a las víctimas y seguir fomentando la coeducación en las escuelas, institutos y universidades.
Los ataques brutales que está recibiendo la actual ministra Irene Montero y todo su ministerio no tienen justificación alguna. Respecto a la polémica en torno a la Ley del solo sí es sí, apuntar varias cosas: desde los feminismos y quienes defendemos los derechos humanos nunca hemos defendido el punitivismo, ni el aumento de penas o cadenas perpetuas o penas capitales.
Porque entendemos que la violencia no se combate con violencia, que el aumento de penas no protege a las víctimas, en ningún delito es un motivo disuasorio. España tiene las condenas más largas de toda Europa. Y estamos constatando cómo hay división entre tribunales según comunidades autónomas a la hora de la rebaja de las penas. Esto no quiere decir que la Ley del solo sí es sí sea perfecta, ni que vaya a solucionar el problema de la violencia contra las mujeres. Seguramente es mejorable.
Por esto, el viernes es un día más de reivindicación por una sociedad donde las mujeres y niñas podamos vivir sin miedo, sin tener que vivir violencias por el único hecho de serlo. Necesitamos que toda la sociedad se involucre, no sobra nadie, te identifiques como te identifiques, seas hombre, abuelo, padre o extranjero, necesitamos que los hombres se conciencien y aprendan que la violencia no tiene cabida y es intolerable en todas sus formas. No valen medias tintas, o te posicionas en contra o eres cómplice.
Este 25N Cambiemos Orihuela estará, como cada año, acompañando al movimiento feminista y la mesa de igualdad, en la marcha que saldrá desde el ayuntamiento a las siete de la tarde.