viernes, 26 abril 2024
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OPINIÓN | Educar en tiempos de pandemia

  • Artículo de opinión de la educadora oriolana, Esperanza Meseguer

OPINIÓN. A menudo me pregunto en qué términos suele ser entendida la educación, qué es lo que necesita nuestra sociedad respecto a la educación y cuál es realmente el significado de educar en este mundo de pandemia que nos ha tocado los cimientos de estabilidad social.

Creo que más que frecuente, el concepto de  educar se encuentra ensamblado al término colegio, más que al de escuela. Es por ello que solemos reducir la educación a la infancia dejando en la cuneta a la escuela que abarca las enseñanzas de todo tipo y de todas las edades, aportando el bagaje cultural, social y experiencial que enriquece al saber.

Es esta forma de entender la educación la que fija y limita las demandas educativas de este mundo que centra la educación a un reducido gremio de ella.

Si fuéramos capaces de cambiar el foco desde el que apunta el término educación y lo colocásemos en el centro desde el que orbitan el resto de sectores sociales e institucionales, éste sería capaz de iluminar a toda la sociedad en general aportando, enriqueciendo y empleando esfuerzos para compensar las necesidades de cada uno de ellos, desde el origen, desde el inicio y desde lo importante, que es la infancia.

En un mundo en el que se nos ruega educación, respeto y responsabilidad para evitar contagios, para empatizar con sanitarios, con la tercera edad, con la cultura, con la hostelería… el reto de educar alberga el antígeno que nuestro entorno, abatida por el virus, hoy necesita.

Educar es compensar las necesidades de los que nos rodean, es convivir, es guiar, es orientar y es aprender. Educar es entrenar las competencias para combatir el SARS-CoV de la apatía, del pesimismo y de la desilusión. Educar es educarse y reeducarse en la nueva situación pero también acompañar y guiar por el camino más corto y eficiente.

Ahora más que nunca, la educación es la clave para aprender a convivir con esta nueva especie que ha venido para quedarse, como muchas otras que ya existen.

Educar es centrar la atención en las cosas importantes que nos aportan serotonina, que definen nuestra felicidad y que también forman parte de nuestra realidad. Educar es cambiar la mirada hacia el lugar que nos hace crecer y entender que otra realidad existe.

¿Y qué nos define como educadores hoy? Pues ser educador hoy es ser timón y guía, es ser faro y autopista. Ser educador hoy es ser maestro de la luz. Es ser la cerilla que enciende la llama y nos permite caminar conscientes de lo que hemos sido llamados a ser. Ser educador hoy nos convierte en capitanes del barco en la inmensa tempestad. Ser educador con las barreras COVID es como ser un atleta de triatlón que cada día llega exhausto a la meta sin detenerse a mirar atrás pero con la emoción de haberlo conseguido.

Por eso todos los docentes de este país asistimos cada día a nuestros centros educativos echando en nuestras mochilas el miedo, el frío y la inseguridad que asaltan cada noche nuestros sueños, para orientar el futuro de nuestra sociedad cerrando la cremallera de éstas con responsabilidad y esfuerzo. Ser docente hoy es ser héroe de un silencio que algún día se transformará en el eco de las mentes capaces de superar a la COVID con ciencia, pensamiento crítico, optimismo y resiliencia.

Es probable que no alcancemos a oír los aplausos o quizás tampoco lleguemos nunca a oír la repercusión del trabajo que cada día hacemos con nuestras alumnas y alumnos con la única protección de nuestro corazón. No veremos los balcones llenos, pero llenaremos las mentes de buenas ideas. Hechizaremos la infancia con la felicidad de aprender en la bondad y en el optimismo para que el arcoíris que colgaba de nuestros balcones transforme el día de mañana nuestro encierro en respeto, ayuda y responsabilidad. Creo que centrar nuestras fuerzas hoy en aprender es el mayor actor de heroicidad que podemos aportar a este mundo.

Todos debemos hacer un esfuerzo por educarnos en el aislamiento social, en la protección, en la conciencia crítica, en la ciencia y apoyar al pequeño comercio de nuestra tierra para sostenernos entre todos en esta cuerda floja que a veces tan solo pende de un hilo. Pero esta pequeña cadena de favores ya ha empezado en el colegio de tu hijo, en el instituto que tienes al lado, en la escuela de música…porque estos pequeños actos de educación que se llevan acabo desde la silla más diminuta del aula de los más pequeños, algún día serán la revolución del mañana. Súmate al día de la educación transformando tu mirada, aportando y reeducándote para ser tú también fuente de inspiración.

Dedicado a mi familia de maestras, todas aquella docentes que hoy cuidan de sus nietos desde la distancia.

Esperanza Meseguer.

 

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