OPINIÓN. La semana pasada tuvimos la doble ocasión de dar la bienvenida a nuestra ciudad al presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig. Primero, el jueves, con motivo del preestreno de la película El Agua, de la directora oriolana Elena López Riera, a quien los populares de Orihuela enviamos una sincera felicitación, así como a todo su equipo.
Al siguiente día, es decir, el viernes, el presidente Puig y el Consell valenciano celebraron sesión plenaria en el recientemente adquirido Palacio del Marqués de Rafal, lo que hacía presagiar que se realizaría algún anuncio de relevancia para Orihuela o la comarca. Efectivamente, tras finalizar el cónclave, la consellera Rebeca Torró se desplazó hasta San Miguel de Salinas para anunciar una inversión de 30 millones de euros para ir realizando desdoblamientos sobre la CV-95 y que ya veremos, o no veremos.
Sin embargo, los que sí que verán realizada una inversión todavía más importante serán los vecinos de Benidorm porque, miren por dónde, mientras la consellera Torró hacía su comunicado, el presidente Puig, se fue a Benidorm a anunciar que la Generalitat aportará los 35 millones de euros que faltan para finalizar el Centro Cultural y de Congresos de Benidorm. Una inversión que en el caso de la ciudad de los rascacielos irá destinada a prestar un servicio cultural y de ocio excelente para sus ciudadanos y el resto del mundo. En el caso de Orihuela, para seguir sin tener solucionado el problema de comunicación del interior de la comarca con la costa.
Pero, sin ir tan lejos, podemos comprobar cómo este gobierno valenciano reparte los fondos de forma totalmente caprichosa. A comienzos de este mes de octubre, el presidente Puig se desplazó hasta Elche para firmar un protocolo por el que manifiesta compensar a esta ciudad por una deuda histórica que procede de la adquisición por parte del ayuntamiento de los terrenos necesarios para la implantación de la Universidad Miguel Hernández. El importe de esa compensación asciende a 43 millones de euros y comenzarán a devolverse a Elche en forma de inversiones a partir del año que viene. Nosotros, los oriolanos, también tenemos esa misma deuda histórica y se nos ha dejado fuera.
«¿Por qué Orihuela y la Vega Baja tienen que ser ninguneadas y menospreciadas de esta forma tan descarada?»
Y aquí ya es donde llega el momento de decir que ya está bien de tanta tomadura de pelo por parte de nuestros gobernantes. ¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Por qué Orihuela y la Vega Baja tienen que ser ninguneadas y menospreciadas de esta forma tan descarada? Nos hablan de la ampliación del Hospital, y llevamos así desde 2018, va para cinco años, y se trata de una inversión que será para dotar a la comarca, que no solo a Orihuela, de un hospital público a la altura de lo que ya tienen las demás comarcas valencianas. Hablan de la compra del asilo y nadie dice cuándo se van a poner sobre la mesa los 10 millones de euros que hacen falta para poner en marcha ese edificio, salvo que se quiera hacer una chapuza de esas que se quedan para toda la vida.
De lejos, es mucho mayor la inversión que el gobierno del Partido Popular de Orihuela ha dejado en marcha en el municipio y que podemos cifrar en más de 40 millones de euros. También es mucho mayor la cantidad de dinero que este gobierno Frankenstein ha tirado a la papelera de las subvenciones perdidas.
Señores del gobierno valenciano, no nos hablen de lo que creen que queremos escuchar. Inviertan de una vez en Orihuela y vendan realidades en lugar de humo.