jueves, 5 diciembre 2024
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OPINIÓN | Inmersión en la Comunidad Valenciana, ¿Quién nos defenderá a nosotros?

  • Artículo de opinión de Miguel Ángel Robles de la Plataforma de Docentes por la Libertad Lingüística

Se cumplen esta semana 40 años del manifiesto de los 2300 contra la inmersión lingüística en Cataluña. Figuras relevantes del mundo intelectual, académico, periodístico, empresarial, cultural firmaron un escrito de denuncia contra la amenaza nacionalista cuyo ariete era la imposición del catalán y proponían medidas para garantizar la armonía social, la convivencia pacífica, la pluralidad y la libertad de todos. Cuatro meses después muchos abandonaron esa región tras la amenaza que supuso el secuestro de uno de los firmantes al que dejaron atado a un árbol con un tiro en la rodilla, al mejor estilo mafioso. No, no es una fábula, el agredido era Federico Jiménez Losantos y los sicarios que operaban en nombre del ideal nacionalista  miembros de Terra LLiure.

De los 2.300 firmantes del manifiesto, Albert Boadella -dramaturgo y durante años exiliado de Cataluña-  ha dicho que fueron «visionarios» por darse cuenta de un problema que hoy se ha normalizado en Cataluña, la persecución del castellano. Además, señala que «acertaron en el diagnóstico», admite que sólo tuvieron un error: «Nos quedamos cortos»(Libertad Digital). Destacaba también que la culpa era de todos los españoles por dejar solos a los catalanes en manos de estos mafiosos, abdicando de nuestro deber de garantizar los derechos en todo el territorio nacional.

Nuestro idioma común está siendo arrinconado en España

Hoy no se puede educar en español en prácticamente ningún centro de Cataluña, la opresión en Baleares es brutal, en Galicia se castiga el uso del castellano hasta en la comunicación interna entre profesores. Nuestro idioma común está siendo arrinconado en España, se le califica de lengua impuesta, se legisla contra su uso en la enseñanza, se margina en los estatutos autonómicos relegando su condición a mera  lengua oficial, mientras el resto se ensalzan como propias, de lo que se deriva, lógicamente, que es extraña y por ello se aparta en lo posible del uso educativo, administrativo, político y divulgativo. Hay que acabar con su prestigio, avergonzar a sus hablantes, adoctrinar a todos y avanzar en la construcción de un hombre nuevo para recuperar el paraíso robado.  Nos están normalizando, domesticando, para  que aceptemos las medidas que la mafia nacionalista está dispuesta a arbitrar, pero en la Vega Baja más del 70% de centros han votado que no a los PLC, eso es un rechazo absoluto a pesar de las presiones y añagazas de algunos equipos directivos. No queremos la ley 4/2018, quizá esta sea la mecha que prenda el barril de descontento cívico que represamos ya muchos años y desde la Comunidad Valenciana comience una reconquista democrática de las libertades que la carcoma nacionalista está destruyendo.

Nos quieren reducir a una aldea uniforme, paleta y triste. La minoración del valenciano es la excusa, la normalización la trampa que, a modo de peluquín, disimula la devastación que supone el proyecto totalitario de ingeniería social que dirige Ximo Puig.  Aceptar esto es un fracaso social y personal porque las cobayas son nuestros hijos, por eso ha tomado el presidente de la Diputación Carlos Mazón la bandera de la libertad de elección, del respeto y del sentido común que le hemos ofrecido y tendemos a todos los que crean en un futuro abierto sin imposiciones.

Miguel Ángel Robles

Docentes por la Libertad Lingüística

 

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1 Comentario

Jesus 14 marzo, 2021 at 4:39 pm

Pues yo veo esta ley como una oportunidad, no como una imposición.
Creo q hay mucho de política detrás. No veo tan complicado el entender las explicaciones en valenciano dada la similitud con el castellano. Sin embargo si q veo dificultad en seguir las explicaciones en inglés, y no veo q a nadie protestar por ello.
Cuando hablen que sepan q también hay una parte de ciudadanos De la Vega Baja que no estamos en contra de la ley y la vemos como una forma de aprender valenciano e inglés.
Hablan de libertad lingüística pero realmente en 40 años no se ha podido elegir valenciano como lengua vehicular.

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