OPINIÓN. En esta, nuestra última columna de la legislatura, quiero hacer balance de estos cuatro años en la política local oriolana.
El Gobierno de PP y C’s estuvo marcado por el bloqueo y la disputa entre socios. Incapacidad de llegar a acuerdos y aprobar presupuestos desde 2018 a pesar de haber sufrido la DANA y la pandemia. Con un alcalde imputado por malversación. Tres años de gobierno que estuvieron marcados por la incapacidad para llevar a cabo un plan integral de dinamización de la ciudad para que Orihuela estuviera a la altura de una ciudad del SXXI. Mismas carencias arrastradas desde hace años: sin plan local de residuos, ni de movilidad sostenible, sin políticas de vivienda, abandono del patrimonio histórico, y también del patrimonio natural, por alimentar el mismo modelo urbanístico y especulativo. Que culmina en la más que inminente destrucción de Cala Mosca. Es de reconocer que Emilio Bascuñana, al final, fue capaz de poner coto a sus socios díscolos, cuya consecuencia fue la moción de censura.
Todo esto se traduce en pérdida de subvenciones de manera sistemática, millones de euros de los fondos Next Generation, que habrían podido mejorar nuestra calidad de vida, dejados perder por la incapacidad tanto del Partido Popular como de Ciudadanos y más tarde por el PSOE. Y una Orihuela, que sigue sin actualizarse a los requerimientos de la Unión Europea. Estancamiento y desidia podrían ser los dos adjetivos que mejor definan a ese período.
Y en cuanto al análisis para el último año, desde la moción de censura, en la que desde nuestro grupo consideramos que no podíamos dejar pasar la oportunidad de sacar al PP del Gobierno. Ha estado marcada, por nuestra parte, por el intento de colaborar con las áreas de gobierno ostentadas por el PSOE, labor que ha sido escasamente fructífera por encontrarnos fuera del gobierno.
Finalmente, hemos ido constatando cómo la alcaldesa, Carolina Gracia, se ha convertido, cada vez más, en una marioneta al servicio de Ciudadanos, a quienes ha otorgado el bastón de mando del ayuntamiento ante su inacción y tremenda permisividad ante sus socios. En cuestiones que, incluso, han puesto en serio compromiso a sus propios concejales socialistas. Recordemos el problema con la caducidad de los seguros de los vehículos de RSU y PL o las promesas incumplidas para la solicitud de ayudas en materia de vivienda por parte de José Aíx.
Por no hablar, de la incapacidad para sacar adelante unos presupuestos a la altura del momento para Orihuela. Un continuismo de manga ancha para Cs que ha sido quien ha protagonizado este último año la política local mientras que Carolina Gracia ya tenía lo único para lo que se presentó como alcaldesa en la moción de censura, el cargo. Abandonando a la ciudad en manos de un grupo que cuenta con dos concejales imputados por prácticas que son inaceptables para quienes gestionan la cosa pública.
Por todo esto, esperamos, que el nuevo curso y la nueva legislatura política que vienen se caractericen por una mejor gestión, que no será difícil, de los recursos y del erario públicos. En favor de mejorar las condiciones de vida en Orihuela, para avanzar y estar preparadas para los retos sociales, económicos y medioambientales que ya son una realidad.