viernes, 29 marzo 2024
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Pedro José Gómez Cascales: «No entendería mi vida sin hablar del tiempo diariamente»

En el Día Meteorológico Mundial entrevistamos al oriolano Pedro José Gómez Cascales, Graduado en Geografía y Ordenación del Territorio y Máster en Geofísica y Meteorología y autor del Proyecto MeteOrihuela

Este miércoles, 23 de marzo, se celebra el Día Meteorológico Mundial que tiene como objetivo crear conciencia de la importancia que tiene la meteorología y la hidrología para el equilibrio medio ambiental y todas las actividades que realiza el hombre en el planeta. Para ello, es necesario contar con predicciones diarias y asesoramiento de profesionales como el oriolano Pedro José Gómez Cascales, Graduado en Geografía y Ordenación del Territorio y Máster en Geofísica y Meteorología y autor del Proyecto MeteOrihuela.

En esta conmemoración entrevistamos a este joven oriolano, referente para las administraciones públicas, empresas y ciudadanos en este ámbito de la meteorología.

Pregunta (P.): El 23 de marzo se celebra el Día Meteorológico Mundial. Como has expresado en ocasiones, esta fecha la tienes marcada en el calendario de forma muy especial, ¿por qué es tan importante para ti la meteorología?

Respuesta (R.): Para mí, la meteorología es mi vida. No entendería mi vida sin hablar del tiempo diariamente. No solo con los vecinos en el ascensor, sino en todas partes y a cualquier hora, con conocidos y con desconocidos. Lo tuve claro desde bien pequeño, siempre mirando al cielo, y a partir de ahí, he sentido pasión en mi proceso de formación académica. Ojalá pueda ayudar mucho en el ámbito meteorológico, en todo lo que esté en mi mano, y deje un legado y un recuerdo cuando ya no esté. Eso sería buena señal, sin duda.

P.: El tema de este 2022 por este Día de la Meteorología es “Alerta temprana y acción temprana” y destaca la importancia de la información meteorológica, hidrológica y climática para reducir el riesgo de desastres, proteger los medios de subsistencia de las comunidades y la vida de las personas. En este sentido, viviste un desastre natural como fue la DANA de septiembre de 2019. ¿Qué nos puedes contar de aquellos momentos en los que tu participación fue muy importante?

R.: Fueron días realmente inolvidables. Yo hago análisis meteorológicos a diario y recuerdo no salir de mi asombro de lo que comenzaba a intuir. Tanto fue así, que tuve que estudiar los mapas con detenimiento una y otra vez, porque no me creía que podía pasar algo así en la comarca de la Vega Baja del Segura. Una vez que fui teniendo el pronóstico más claro, hablé con miembros del Ayuntamiento, de Protección Civil y de la Policía Local de Orihuela, entre otros muchos, para trasladarles la necesidad de reunirnos cuanto antes. Recuerdo mi intervención en el encuentro, donde más de uno no pudo evitar un esbozo de risa al no creerse la posibilidad de que se registraran 500 litros por metro cuadrado en tan solo dos días en el entorno de Orihuela. Posteriormente, fui convocado por parte del CECOPAL al Ayuntamiento de Orihuela, donde tuve mi puesto de mando meteorológico durante 3 días consecutivos, aguantando a base de cafés y bocadillos, para tratar de aportar mi granito de arena a las autoridades y a la población en general. Un periodo imborrable en mi memoria.

P.: En muy poco tiempo, desde la DANA, otros fenómenos destacados son el volcán de La Palma o la calima recientemente que nos ha dejado a todos muy sorprendidos por una densidad y duración en el tiempo que no sabemos si tenemos datos registrados de esta envergadura.

R.: La verdad es que es un no parar. En cuanto a lo que se refiere al ámbito meteorológico de nuestra zona, digamos que el titular más evidente es la pérdida de confort térmico, con un claro incremento de las noches tropicales (temperaturas mínimas superiores a 20ºC). Esto se debe al progresivo calentamiento del Mar Mediterráneo, que también implica una alteración en «la forma de llover», fomentando una mayor evaporación y, por tanto, dando lugar a precipitaciones de tipo más torrencial. Y un apunte en cuanto a la calima, que está de moda últimamente. Hay estudios científicos que señalan que cada vez serán más frecuentes las irrupciones de polvo sahariano en el sur-sureste de la Península Ibérica. Y es que, existe la sensación general de que el Desierto del Sahara está muy lejos de nuestra posición, cuando verdaderamente estamos hablando de unos 1000 kilómetros en línea recta con respecto a su borde septentrional.

P.: Tu dedicación a la meteorología es muy admirada y valorada, ¿Cómo surge tu afición a ella?

R.: La pasión por la meteorología corre por mis venas desde que tenía 9 años, y le juré amor eterno durante el resto de mi vida. Mi familia me cuenta con añoranza que desde bien pequeño me encantaba mirar al cielo, jugar a adivinar las figuras que adquirían las nubes, presenciar los espacios del tiempo en televisión, y destacan que era habitual que en mis dibujos de niño existiera un Sol amenazado por nubes tormentosas. No obstante, no fue hasta una tarde de verano del año 1999, cuando estando con mi abuelo en su huerta, me di cuenta verdaderamente de que quería que mi futuro estuviera ligado a la temática meteorológica. Tratando de recomponer el diálogo que tuvimos, el resultado es el siguiente:

Abuelo José: «Pedro, vámonos que va a llover»

Yo: «No abuelo, estoy jugando y hay pocas nubes»

Abuelo José: «Ve recogiendo que enseguida nos vamos»

Yo: «Que no, que es muy pronto»

Abuelo José: «Verás cómo al final nos mojamos»

Al final nos marchamos de la intemperie y a los pocos minutos de llegar a casa… comenzó a llover. Tras ese suceso, mi interés por la meteorología fue exageradamente a más.

«MeteOrihuela es como una gran familia»

P.: De ahí la creación de una web y perfiles en redes sociales. ¿Cuántos seguidores tienes?

R.: Realmente, no suelo mirar el número de seguidores que tengo. Para mí, MeteOrihuela es como una gran familia; y cuanto más numeroso sea el grupo, mucho mejor para que nos ayudemos y nos comuniquemos la información unos a otros. Lo que más me enorgullece es que las personas que siguen la página me paren por la calle para decirme que les gusta la información que transmito.

P.: ¿Pensaste que conseguirías tantos seguidores y te consultasen el tiempo?

R.: La verdad es que todo ha pasado muy rápido. Recuerdo que en Internet comencé a dar información mediante la creación de un blog gratuito, luego di el salto a la página web y seguidamente a la creación de perfiles en redes sociales. Todo ello, lo compaginaba mientras me iba formando académicamente. Y, afortunadamente, el desarrollo ha sido claramente ascendente, y el hecho de poder servir de ayuda y comprobarlo en sí, es una sensación muy bonita que seguiré trabajando para que persista siempre.

P.: Hasta entidades y administraciones de la comarca y fuera de ella…

R.: Durante el episodio de inestabilidad asociado a una DANA en septiembre de 2019, llegaron a contactar conmigo medios de comunicación de Italia, Grecia, Marruecos e incluso de Argentina. La ciudad de Orihuela y la comarca de la Vega Baja del Segura estuvieron resonando en el mapa mundial durante esos días críticos.

P.: Dentro de lo que haces ¿qué es lo que más te gusta?

R.: Lo que más me gusta es sentir la sensación de que sirvo y/o aporto mi granito de arena a la sociedad. Ya no solo con mis análisis y predicciones meteorológicas, sino con la instalación de estaciones meteorológicas profesionales para que todas las personas interesadas puedan consultar a tiempo real las condiciones reinan en su municipio.

P.: ¿Alguna anécdota que se pueda contar?

R.: Muchas, la verdad que muchas. Tengo que reconocer que hace un par de años, cuando terminé de hablar telemáticamente 5 minutos con Roberto Brasero para entrar en su espacio de «Tu Tiempo», rompí a llorar de la emoción. Le tengo una estima enorme. Ojalá pueda conocerle alguna vez en persona.

También puedo contar que la época que me produce más nerviosismo, y en la que se me deposita más responsabilidad, es en Semana Santa. Recuerdo que hace unos años, cuando todavía no estaba nombrado oficialmente como asesor meteorológico, les dije a mis amigos que me quedaba en casa porque veía que podía llegar una línea tormentosa durante la Procesión de la Hermandad del Silencio de Orihuela. Desgraciadamente, así fue, y cuando lo vi claro hice una llamada telefónica a uno de los organizadores de la procesión, diciéndole que o aceleraban el paso o se mojaban. Mi amigo, confió en mí y dio la orden para que todos los componentes aligeraran el paso, generando una sensación de desconcierto y asombro total en el público. Recuerdo que me contó que fue justo entrar el Cristo del Consuelo por el marco de la Iglesia de Santiago Apóstol y comenzar a caer el aguacero.

Y por último, también puedo contar que el 16 de mayo de 2016 tuve un ascenso fallido, y casi letal, al Pico Veleta de Sierra Nevada (Granada). Programé la subida con un amigo, estimando unas condiciones meteorológicas que no llegaban a ser óptimas, pero eran más o menos adecuadas para coronar la cima. Cuando ya quedaba poco para llegar a lo más alto, a una altitud de unos 3000 metros, fuimos sorprendidos repentinamente por una enorme ventisca, sumada a la entrada de una densa niebla. La visibilidad era prácticamente nula, y conseguimos descender siguiendo nuestras propias huellas, sin ver absolutamente nada más. Una sensación muy desagradable, de mucho agobio. La montaña nos dio una lección de vida.

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