Desde el pasado sábado, día en que Orihuela acogió la Entrada Mora de sus Fiestas de la Reconquista y de Moros y Cristianos, no se habla de otra cosa en la ciudad e incluso más allá de sus fronteras.
El embajador Moro, Francisco Marcos, de la comparsa Moros Musulmanes Escorpiones, recorrió las calles subido junto a sus dos hijas en un escorpión gigante portado por 48 personas negras. Una imagen que despertó la polémica y que ha dejado con sabor agridulce a estas fiestas tan deseadas después de tanto tiempo.
La gente ha pedido explicaciones y consecuencias. El presidente de la Asociación de Fiestas Santas Justa y Rufina ha hecho declaraciones públicamente a través de un vídeo en Facebook en el que asegura que «la Asociación no tiene que decir nada, lo que sí es necesario recordar es que ese boato no es más que un teatro, una representación teatral en la calle».
Vegara ha insistido en que «no podemos convertir lo que es un juego de artificio en algo con valor real en la vida real» y ha añadido que en estas fiestas y en esta representación «participa gente que cobra por hacer un papel que forma parte de un espectáculo, no podemos poner en el mundo real lo que forma parte del mundo de la ilusión, del juego de artificio y del mundo del teatro».