Atravesamos tiempos difíciles con la pandemia del COVID-19 que nos ha situado en un escenario sin precedentes, por lo que es necesario que aprendamos y sepamos poner valor a lo esencial en nuestras vidas. A continuación, les ofrecemos el artículo de opinión “Reflexiones en tiempos de crisis” de José Antonio García Gamuz, Doctor en Física, profesor Colegio Santo Domingo y profesor asociado de Radiología y Medicina Física en la Universidad de Murcia.
REFLEXIONES EN TIEMPOS DE CRISIS
Vivimos una situación excepcional que pone a prueba nuestra capacidad de análisis y respuesta, con el fin de minimizar los catastróficos efectos humanos de este virus, así como las consecuencias económicas y sociales que se derivan de esta situación.
La Ciencia, como no puede ser de otra manera, se ha puesto a trabajar desde el principio en búsqueda de la solución (en España desde el mes de enero, según palabras del ministro Duque), cada uno desde su ámbito:
– En el campo sanitario, primera línea de “combate” frente al “enemigo invisible”, asistimos al duro trabajo realizado en los hospitales, tratando de combatir la enfermedad desarrollada por el virus con distintos tratamientos, intentando encontrar el idóneo. Además, grupos de investigación en todo el mundo estudian el SARS-CoV-2, su origen y genética, así como las similitudes y diferencias con sus “hermanos” coronavirus SARS y MERS, que ya provocaron pandemias con alta mortalidad en 2002 y 2012 respectivamente. Las investigaciones realizadas entonces están sirviendo como punto de partida en la búsqueda de antivíricos efectivos, que disminuyan los efectos de la enfermedad y acorten su duración, así como de la tan ansiada vacuna, que se estima se podrá obtener entre 1 y 1,5 años, una vez realizados todos los procedimientos de control.
– Otro aspecto muy importante en la lucha contra el virus es la optimización de las medidas que protegen a la sociedad de contagio masivo. Multitud de equipos científicos multidisciplinares realizan simulaciones y predicciones, con base matemática, de suma importancia en las decisiones que se deben adoptar. Nos hemos familiarizado con términos como “tasa de contagio”, “número reproductivo”, “fracción de inmunes” o el famoso “pico de la curva”. Parámetros que permiten estudiar la evolución del fenómeno, intentando anticiparse al mismo aún con la dificultad del desconocimiento de datos reales (aunque las tendencias sí se consideran representativas), debido a los transmisores indetectables (contagiados asintomáticos). De ahí la importancia en la realización de test masivos en la población, puesto que, al no disponer de vacuna, la única medida válida es evitar contacto entre personas.
En estos días se observan tendencias positivas, aunque a distinto ritmo en las distintas zonas de España. Por ejemplo, en la Región de Murcia, que ya confinó los pueblos costeros un día antes del Decreto de Estado de Alarma del 14 de marzo, el número reproductivo (relación entre nuevos casos y las “altas”) es inferior a 1, por lo que la pandemia empieza a extinguirse (lo estaría cuando el NR fuera 0). Además, al igual que en nuestra Comunidad, donde esta tendencia también empieza a mostrarse, ese “pico” ha llegado más tarde (por tanto menos pronunciado), lo que provoca, a priori, una situación menos crítica en hospitales (dentro de la gravedad de la situación).
Pero esta “mejoría” no debe llevarnos a engaño, ya que aunque se produzca un menor número de contagios nuevos, no dejan de producirse, por lo que una relajación en las medidas adoptadas sólo llevaría a un empeoramiento de la situación con nuevos “rebrotes”, por lo que de nuevo se observa que la detección y aislamiento de individuos infectados es de vital importancia. Además, este seguimiento debe continuar después, pues es lógico pensar que surjan nuevas “oleadas” del virus, especialmente con la llegada del otoño-invierno, aunque de menor intensidad debido a la disminución del número de individuos susceptibles de contagio.
Por otro lado, las consecuencias sociales y económicas de esta crisis son devastadoras, y deben llevarnos a replantear el funcionamiento de muchas cosas, siempre de forma constructiva. En España se ha sabido conjugar, con éxito, los sectores público y privado. Ahora se pone en valor la importancia de la inversión en sectores esenciales, como la sanidad, I+D+I (la gran olvidada en nuestro país durante tantos años por los diferentes gobiernos) y educación (seguimos sin un pacto mayoritario que aborde los problemas reales educativos). Es necesario para ello un sector empresarial fuerte, que aporte al Estado los recursos necesarios, y no se repita la situación de 2008, cuando el cierre de empresas, y por consiguiente el desempleo, debilitó al sector público (además del empobrecimiento social).
Además, a nivel organizativo se pone de manifiesto en esta crisis que la excesiva burocracia administrativa, la falta de coordinación entre la multitud de administraciones existentes (y el “tamaño” de las mismas), y la transferencia a las CCAA de competencias tan estratégicas como la sanidad, dificulta al Estado asumir un mando único en tiempos de crisis, afectando a la toma de decisión urgente y limitando su eficacia.
Es necesario, pues, aprovechar este duro momento para abordar una reconstrucción reflexionada y cohesionada, con todos los sectores, basada en principios solidarios y justos, huyendo de fanatismos y radicalismos que busquen la fragmentación de nuestra sociedad.
José Antonio García Gamuz
Doctor en Física, profesor Colegio Santo Domingo y profesor asociado de Radiología y Medicina Física en la Universidad de Murcia