Cruzar el umbral de la puerta del taller `Blondy Creative´ en La Mata de Torrevieja es entrar de lleno en el espectacular mundo del Carnaval. Encontramos más de 400 metros de exposición y más de 100 metros de taller de los pocos que hay en España que aglutine al mismo tiempo taller de diseño, confección, alquiler y venta.
La mirada se pierde entre centenares de plumas, tocados, aplicaciones, lentejuelas, piedras e inimaginables abalorios, además de una gran variedad de coloridas telas de licra, gasa, tul, organza, transparencias y brillos, entre muchas otras para elaborar espectaculares trajes de fantasía.
La diseñadora y modista Conchita Valdés está al frente de este gran establecimiento que desde hace semanas ha acogido un ritmo frenético para ultimar detalles y vestir a participantes de comparsas del Carnaval de Torrevieja, como la de “La Sal” de la que fue su fundadora, pero también hace realidad los sueños de otros integrantes y cargos de Carnaval de diferentes partes de España.
Fue a finales de los años 80 cuando Valdés se sumergió en este universo carnavalesco, decidió montar su taller y se ha convertido en uno de los más reclamados y reconocidos, no solo del país, sino más allá, porque los trajes que salen de su taller llevan el nombre de Torrevieja por varios rincones del mundo, de lo que se siente orgullosa. Y es que, la comparsa “La Sal de Torrevieja”, después de desfilar en los carnavales de su ciudad, comienza una gira con parte de sus componentes, así como de otras pertenecientes a diferentes comparsas torrevejenses. La primera parada ha sido Hong Kong en donde se encuentran en estos momentos, posteriormente pasarán por Montecarlo, Menton, Emiratos Árabes y terminarán en San Remo.
¿Cómo hacen para llevar trajes de tal envergadura por el aeropuerto y en avión? Hablamos de que son trajes muy voluminosos, hasta nos encontramos uno de 3,5 x 3,5 metros. Conchita Valdés nos explica que detrás de estas impresionantes elaboraciones existe un trabajo de creatividad e ingenio en el que entran en juego los materiales para conseguir grandes volúmenes, que pesen poco, den consistencia, movimiento, permitan el baile y sean desmontables para poder embalarlos y transportarlos. Nada fácil.
El policarbonato, cartón piedra, aluminio hueco, acetato, luces y cada innovación que sale al mercado pasan por las manos de Valdés para que sea posible, además de contar con una red de oficios que dan forma a los armazones y estructuras. Patronistas, diseñadores gráficos, pintores o herreros son algunas de las profesiones que intervienen en el mágico proceso. En esta cadena de trabajo, además de máquinas de coser, agujas, alfileres, bastidores o pistolas de siliconas, encontramos telas en exclusividad que compra en el extranjero cuando viaja con su comparsa, así como máquinas especiales, una de ellas, la que le permite cortar trajes en serie.
En definitiva, diseño, costura y mucho arte se despliega en el taller de Conchita Valdés para vivir un auténtico y exitoso Carnaval.
