Desde la semana pasada estamos viviendo una auténtica tragedia en Oriente Medio, un nuevo episodio de terrorismo perpetrado por el grupo terrorista Hamas que ha acabado con la vida de más de 1.000 israelíes. Lo que empezó en un festivo concierto por la paz en la frontera entre Gaza e Israel acabó en una masacre protagonizada por los terroristas palestinos a decenas de jóvenes inocentes que fueron secuestrados, violados y asesinados. Este modus operandi siguió la misma tónica en otras regiones de Israel donde los terroristas se infiltraron para acometer un ataque relámpago y asaltar casas y matar a familias enteras.
Hemos sabido también del asesinato de Maya Villalobo, joven de 19 años con doble nacionalidad, española e israelí. Recalco lo de «asesinato» porque es importante emplear bien y adecuadamente los términos, no como han hecho Pedro Sánchez y Yolanda Díaz utilizando «fallecimiento» o «muerte» como manera de minimizar la barbarie terrorista.
Estamos viendo atónitos como la izquierda española está haciendo auténticos malabarismos para decir si Hamas son terroristas o no, para condenar con contundencia el atentado terrorista de Hamas y en algunos casos directamente han mostrado una repugnante equidistancia entre las víctimas israelitas y los terroristas palestinos mientras que en otros se ha manifestado en Madrid y en Barcelona a favor de Palestina sin condenar la barbarie terrorista.
La izquierda española en su afán antisemita sigue ciegamente su dogma y no condena con contundencia estos actos terroristas. Su causa palestina no les hace ver que este conflicto no va en beneficio de Palestina frente a Israel. Es un movimiento geopolítico liderado por Irán con el que busca ser el país referente del islamismo radical en Oriente Medio y de esta forma «aniquilar a los judíos». A Irán le importa bien poco o nada la causa palestina. Afortunadamente, desde VOX tenemos muy claro nuestro «apoyo total» al pueblo de Israel porque representa la democracia ante el terrorismo. Y del mismo modo, enfatizamos en la alarma social que supone importar inmigración ilegal procedente de países islamistas radicales que apoyan estas prácticas terroristas como hemos visto estos días en ciudades españolas, europeas y occidentales.