Daniela Martínez tiene 25 años, es de Dolores y es una mujer transexual. Su fortaleza y valentía le hicieron dar el paso cuando tenía 21 años «porque aunque lo tenía todo, no era feliz, algo me faltaba» ha relatado este Día del Orgullo LGBTIQ+ en una entrevista en Hoy por Hoy Vega Baja de Radio Orihuela Cadena SER para conocer su historia y la realidad de las personas que viven este proceso. Su testimonio pone de manifiesto lo mucho que queda por avanzar a todos los niveles: sanitario, social, laboral, educativo, administrativo…
Antes de dar el paso para comenzar este proceso de transición, Daniela se autoconvencía de que «aunque me sintiese femenina, era un chico y ya está, es así y es lo que hay». Sin embargo, viendo una serie a los 21 años se dio cuenta de que su identidad de género no coincidía con su sexo biológico y se sintió identificada. Así fue como decidió dar el paso de contárselo a su entorno y comenzar el proceso de transición. Gracias a la asociación Diversitat en Alicante, esta joven de Dolores recibió asesoramiento en diferentes ámbitos para afrontar este cambio hace tres años y medio: «Te prestan un asesoramiento psicológico y me costó como un año hasta que me mandaron al endocrino y me recetaron las hormonas para asegurarse de que esto que sientes no es un capricho».
Las citas médicas comenzó teniéndolas en el Hospital de Alicante, lo que le obligaba a realizar un desplazamiento más largo. Con el tiempo ya fue derivada al Hospital Vega Baja. Y aún queda camino por recorrer, teniendo en cuenta que acaba de entrar en la lista de espera para una operación de pecho pero, ni siquiera sabe cuándo entrará en la lista para la vaginoplastia, ya que no hay cirujanos especializados ahora mismo en este tipo de intervenciones en los hospitales públicos, en este caso sería en la Fe de Valencia.
Pero si lento es el proceso sanitario, también lo es frente a otros organismo y trámites administrativos como el cambio de nombre y género en el DNI: «Pasó un año y medio para que me cambiaran el nombre en el DNI, supongo que porque creo que soy la primera chica trans de mi pueblo, de Dolores, y me pedían mucha documentación. Sin embargo, sigue apareciendo que soy de género masculino. De hecho, hasta hace poco tiempo solo te lo cambiaban cuando ya te habías operado».
Papel fundamental ha tenido y tiene la asociación Diversitat, pero más el entorno familiar y de amigos. «Cuando se lo conté a mis amigas me decían que ya lo sabían y lamenté que no me lo contaran antes para ayudarme, pero la verdad es que recibí mucho apoyo», explica Daniela, quien confiesa que su madre ha sido su principal apoyo: «Sí que me acuerdo que me dijo para protegerme ‘Daniela, la vida de una mujer es muy difícil, pero la vida de una mujer trans lo es más’, me lo dijo para advertirme de que lo que me venía era duro, pero bueno siempre me apoyó y me comprendió, y también se lamentó de no haberme ayudado antes pero al final esto no era culpa suya ni de nadie». En esto la asociación también juega un papel importante «ayudando al entorno de las personas transexuales a comprender que no es culpa de las familias, de hecho mi madre allí ayuda a otros padres a cómo actuar en estos casos».
Daniela ha sufrido discriminación antes y después de comenzar su transición «primero porque era un chico gay y después por ser transexual, pero a mí ya me da igual, porque he sufrido tanto que no me importa lo que piensen los demás, pero falta mucho por hacer en ese sentido porque hay otras personas que son más débiles que cuando les insultan por la calle o sufren algún tipo de discriminación se pasan luego horas llorando en casa o incluso van más allá, un final que no voy a decir pero que todos sabemos porque ha pasado, sigue pasando y seguirá pasando».
Un testimonio que pueden escuchar al completo a continuación: