El 20 de junio se conmemora el Día Mundial de los Refugiados, haciéndolo coincidir con el aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.
Un colectivo más vulnerable que nunca por culpa del coronavirus. Un refugiado huye de su país por varios motivos: escaparse de una guerra o de la amenaza de grupos armados, por ideologías diferentes a los que están en el poder, por creer en una determinada religión o formar parte del colectivo LGBTIQ+.
Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), 79’5 millones de personas han tenido que huir de su tierra para sobrevivir. En Moria o Lesbos (Grecia) existen muchos campos de refugiados donde las condiciones de vida son muy complicadas. Miles de voluntarios de todo el mundo, incluidos de España, se han desplazado a lo largo de estos años hasta allí para ayudar a estas personas que se han visto obligadas a tener que afrontar una dura situación en sus vidas.
Entre esos voluntarios, se encuentran vecinos y vecinas de la Vega Baja, como es el caso de Manuel Pérez, un vecino de Cox que decidió viajar en dos ocasiones hasta Grecia para ayudar en todo lo posible a los refugiados. Nos contó esta dura experiencia en Voces de la Vega Baja.
Ahora, la pandemia por la COVID-19 ha hecho que su situación sea aún más difícil. En los campos de refugiados conviven muchas personas y muy juntas, por lo que no se puede mantener la distancia de seguridad. Un colectivo sin a penas ayudas económicas que les permitan cuidarse ante el coronavirus.