Posiblemente la imagen que ven ahí arriba sea la más bonita que nos ha dejado la gota fría, o al menos así lo creemos desde el Grupo Radio Orihuela, puesto que no ha sido nada agradable ver las imágenes de la catástrofe que ha dejado el agua a su paso por la Vega Baja: coches destrozados, muros derribados, postes caídos, casas inundadas y muebles flotando. Eso sin contar las vidas humanas y animales perdidas. En definitiva: el agua se ha llevado en cuestión de segundos los esfuerzos y sacrificios de toda una vida. Casi dos semanas después, aún seguimos viviendo sus secuelas.
El jueves 13 de septiembre fue un auténtico caos para todos los que estábamos en la Vega Baja y ese sufrimiento se alargó durante muchos días más. La primera noche no se durmió, pendientes del posible desbordamiento del río Segura, y a partir de ese momento, la pesadilla no cesó.
Es innegable la dureza y la bestialidad de esta catástrofe que ha vivido la Vega Baja. Pero después de tanto desastre, tenemos que quedarnos con lo positivo, no queda más remedio para poder salir adelante. Y es que si algo bueno nos ha dejado este episodio de gota fría es la solidaridad que ha despertado esta tragedia. La solidaridad ha sido la fuerza y el motor de esta comarca para levantarse y seguir. Desde los rescates de unos vecinos a otros, la hospitalidad de acoger a las personas en sus hogares, reconocer como se han jugado la vida por parte de los cuerpos de seguridad, pasando por la intervención de ayuda internacional y la actitud de casi toda España volcada con la Vega Baja.
Qué complicado ha sido afrontar estos días y qué duro se está haciendo volver a la normalidad cuando al pasar por las calles parece que estés en el escenario de una auténtica guerra. Y no olvidamos a todas esas personas que, tras las inundaciones, han tenido que tirar todos sus muebles, colchones, ropa y, lo más doloroso, recuerdos que guardaban con cariño en casa. Sin duda, la realidad supera la ficción. Pero si hablamos de dificultad, lo más difícil, sin duda, nos parece la labor y actitud de los voluntarios o trabajadores de ONG’s y cuerpos de seguridad.
La fotografía de arriba refleja eso a la perfección: un niño, un menor desalojado de su casa y pasando las intensas y largas noches de la gota fría en un albergue improvisado para tal efecto, la dificultad de este voluntario de Cruz Roja de distraerle en esa situación, entreteniéndole cuando a pocos metros el agua se llevaba y destrozaba todo lo que pillaba a su paso.
La gravedad de este suceso impactó a todo el mundo y la solidaridad se despertó no solo en España, sino también fuera de ella. Bomberos de Lyon (Francia), vinieron hasta Dolores desinteresadamente para ayudar y, por ejemplo, un albergue de gatos de Alemania ha enviado una gran cantidad de pienso para el Centro de Protección Animal Asoka de Orihuela.
Con esto, pretendemos ensalzar y reconocer la labor de todas las personas solidarias, y especialmente las anónimas, que estas semanas han favorecido la vida de miles y miles de personas que están atravesando momentos duros. Imposible nombrar a todas y cada una de las personas que durante estos días han realizado alguna acción que contribuyera al bienestar, dentro de lo que cabe, de los afectados, porque son miles y porque es imposible llegar a conocer a todas. Pero desde aquí queremos agradecerles esos gestos que para ellos han sido pequeños detalles, pero que para los vecinos y vecinas de la Vega Baja han sido todo un mundo. Ahora queda resurgir del lodo, limpiar el polvo, deshacerse de los escombros de entre tanta ruina y comenzar de nuevo con más fuerza. La Vega Baja se lo merece.