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Artículo de opinión de Mireia Ortuño, psicóloga general sanitaria, con motivo del Día de la Salud Mental
Me piden que escriba de salud mental, quizá deberíamos decir la NO salud mental.
Me levanto leyendo en la página del Colegio de Psicólogos de la Comunidad Valenciana, que el suicidio ya es la primera causa de muerte en menores. Por encima de enfermedades físicas, por encima de accidentes de tráfico, por encima de cualquier otra cosa. Suicidio. Y no puedo evitar pensar en cada uno de los jóvenes o no tan jóvenes que veo cada día sentados delante de mí. Y me pregunto si de no haber tenido la solvencia económica de costear un tratamiento psicológico privado, habrían tomado una decisión diferente.
Niños, jóvenes, adultos y ancianos, no hay franja de edad que no hayamos atendido hasta ahora. La salud mental, o enfermedad mental, no entiende de edad, situación económica, cultura o estudios. Llega y arrasa con todo. Y sin embargo, estamos completamente desamparados. Y me incluyo en ello, porque como ya os he contado, las dificultades psicológicas, aunque están influidas por factores determinantes, a veces no tienen criterio. Y puedes encontrarte con que tu propia psicóloga ha tenido depresión.
«Porque importa más el gasto que supondría un pacto nacional que salvar la vida de las 10 personas que se están suicidando al día»
Pongo la televisión y veo una campaña maravillosa (y a la vez bizarra) de la DGT sobre la concienciación de no beber si vas a conducir. Una amiga compra un paquete de tabaco y puedo ver el eslogan Fumar mata. Paso por delante de un instituto y puedo ver un cartel de la campaña Se buscan valientes, contra el acoso escolar. Todas ellas maravillosas, aceptadas y con una función real. Pero no veo ningún número en el centro de salud al que llamar si no me siento bien.
Y con todo ello, los sanitarios en general, y los profesionales de la salud mental en particular, nos vimos en la necesidad un 11 de septiembre de presentarnos en el Ministerio de Sanidad, en Madrid. Hicimos ruido, mucho ruido. Quieren esconderlo. Porque importa más el gasto que supondría un pacto nacional que salvar la vida de las 10 personas que se están suicidando al día. Suicidio otra vez. Ese día todos y todas gritamos muy fuerte. Porque no es natural ir a tu médico a pedir tratamiento psicológico y te vayas a casa con una receta de psicofármacos (y no los culpo a ellos, hacen lo que pueden con los pocos recursos que tienen). Tampoco es natural que pasen varios meses y vuelvas para decir que no te encuentras mejor, que has tomado la medicación, pero sigues sin ver una solución. Tampoco lo es que te deriven después al psiquiatra. Y en última instancia, al/la psicólogo/a, al que le encantaría verte una vez cada semana, pero tiene que conformarse en ocasiones con tratarte una vez al mes y se siente frustrado porque sabe que así ninguna terapia podría funcionar.
Aquel 11 de septiembre se pidieron más plazas para psicólogos/as en el sistema de salud público, atención más continuada, más rápida… en definitiva, atención psicológica de calidad. Sin embargo, en alguna ocasión me han comentado que por qué pido todo esto, si a mí me interesa que los ciudadanos requieran un servicio privado. Y yo siempre respondo lo mismo, que por desgracia, actualmente en España hay 0,55 psicólogos por cada mil habitantes (publicado el 5 de julio de 2021 por Infocop). Un mes después de esa manifestación, seguimos sin ver medidas urgentes de prevención.
La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad. Entonces, si la OMS dice que sin salud mental no hay salud, ¿estamos enfermos?
Mireia Ortuño Avalos
Psicóloga General Sanitaria
Directora de BRAIN TRAIN ORIHUELA