El cambio climático y la inflación están perjudicando más si cabe al sector primario de la Vega Baja. Estos factores junto a la problemática del agua que sufren los agricultores ponen entre cuerdas el futuro de estos colectivos.
En La Redonda de los Huertos (La Campaneta, Orihuela), una alhóndiga mayorista de frutas y hortalizas recolectadas por agricultores y que son vendidas al mejor postor como mercaderes o pequeñas tiendas de barrio están viviendo las consecuencias de esta crisis. Año tras año va viendo cómo los precios en subasta cada vez son más bajos: «Los clientes me piden que ajuste más el precio cuando vienen a comprar, por ejemplo alcachofas o brócoli, porque sino no pueden comprar. Así que cada vez los precios bajan más y bajan más… vamos a llegar a un momento en el que al agricultor no le va a compensar cultivar porque no es rentable trabajar con pérdidas ya que detrás hay un gasto de abonos, insecticidas, agua, etc», nos ha relatado Luis Gómez, consejero delegado de La Redonda de los Huertos.
Por ejemplo, las alcachofas en subasta están desde 1,30€ hasta 0,65€ para la industria y eso de media para el agricultor son 0,80€ o 0,90€. «Estamos hablando de unas alcachofas que en otros años estaban muy cerca de los 2€. Si los mercados no lo pagan, la gente que lo compra no puede comprar a esos precios», explica Gómez quien añade que «el calor que ha hecho este año ha perjudicado las recolectas, el precio de los abonos e insecticidas ha subido y es muy caro, si encima los precios en subasta son cada vez más baratos pues el agricultor se está cansando».
«El salto de precio es muy grande entre la subasta, el precio de venta en el supermercado y lo que se lleva el agricultor»
El precio que, posteriormente encontramos en las grandes superficies es mucho más alto y provoca la indignación de los agricultores: «Lo que no se puede asumir es que si nosotros estamos vendiendo a cincuenta o sesenta céntimos, en los supermercados vendan a dos euros y pico. Todos hacemos falta, los trabajadores de supermercados, los agricultores, los envasadores… pero el salto es muy grande, hay alguien que se está lucrando demasiado o algo que no funciona bien».
El consejero delegado de esta alhóndiga oriolana trata día a día con los agricultores y asegura que «les ves unas caras que se nota que están indignados y me dicen que esto es ya inllevable, por lo que es posible que el sector primario tal y como lo conocemos aquí desaparezca». Ante esta situación, «tenemos que concienciarnos de que igual que el médico salva vidas, el agricultor nos da de comer, ¿qué vamos a hacer si desaparecen los agricultores? Hay que pensar en ellos», defiende Luis Gómez e insiste «y por supuesto, debemos fijarnos bien en el etiquetado cuando compremos frutas y verduras, fijarnos de dónde vienen, porque eso hará que tu agricultor, por ejemplo tu vecino o amigo, aquel señor que ves tan temprano lloviendo cuidando sus tierras, no pierda dinero».