El Orihuela C.F. venció este domingo frente al Crevillente Deportivo por tres goles a dos en un encuentro que se puso de cara pronto para los locales, pero se acabó complicando en el tramo final del partido. Antonio y Brian abrieron brecha para los escorpiones en la primera mitad, y la ventaja se amplió con un gol en propia puerta de José Carlos en la segunda. Sin embargo, los tantos de Cristo y Edu Mesas, en propia puerta, acercaron a los crevillentinos en el marcador y pusieron en serios aprietos a los oriolanos, cuyos nervios se hicieron palpables al final del choque.
Habían transcurrido ocho minutos de partido cuando Antonio adelantó a los locales de cabeza, con un potente remate al primer palo en un córner. Solo cinco minutos más tarde, Brian puso el 2-0 en una jugada iniciada por Benja. El delantero recibió de espaldas y puso el balón al hueco para la carrera de Nico, que se internó en el área sin apenas oposición y sirvió el pase de la muerte para el remate a las mallas de Brian.
Tras el segundo gol, el Orihuela C.F. siguió intentando ampliar la ventaja, sirviéndose sobre todo de peligrosos centros desde la banda izquierda, pero el tercero no llegó y el juego empezó a estabilizarse. Los escorpiones se dedicaron a tocar el balón y evitar riesgos innecesarios contando con la posesión en campo contrario. En la segunda mitad, la tónica del juego siguió siendo la misma hasta que , en el minuto 60, una jugada desafortunada para la defensa del Crevillente Deportivo concluyó con el gol en propia puerta del defensor José Carlos.
Cuando todo parecía presagiar una goleada con color amarillo, llegó el primer tanto visitante. Cristo recortó distancias al rematar a la red un centro desde la banda derecha en el minuto 67. Aunque Iván tuvo una ocasión muy clara para volver a ampliar la ventaja poco antes, en el minuto 74 volvió a golpear el Crevillente Deportivo. En una sucesión de corners, el balón acabó rebotando en Edu Mesas para introducirse en la portería defendida por Emilio y llevar así el nerviosismo a Los Arcos. Sin embargo, las aproximadamente 1.300 personas que poblaron las gradas del municipal supieron arrimar el hombro para apoyar a sus jugadores en los momentos más difíciles del cruce, y llevarlos así en volandas hasta la victoria.